Actividad de los océanos en València

Lourdes Castelló Burguete
Lourdes Castelló Burguete • 24 febrer 2022

Desafiamos la ley de Murphy y salimos victoriosas

En el grupo local de València estamos muy contentas por el resultado de la acción que hicimos en defensa de los océanos. Aun así, se juntaron bastantes factores que podían habernos echado la actividad por tierra; pero, el empuje, las ganas y también un poco de suerte nos hicieron acabar en final feliz.

Vamos por pasos, como en las películas.

El viernes por la tarde lo teníamos todo preparado: el dron para hacer fotos y vídeos desde el cielo, una docena de rastrillos de todos los tamaños prestados por un colegio con huerto escolar y por unas amigas con huerto urbano, las pancartas, el ordenador, etc.

Sin embargo, el sábado por la mañana, diez minutos antes de salir de casa, el grupo de Telegram echaba humo. Estaba todo nublado y la predicción del tiempo era de lluvia. El problema era que el dron no se podía mojar. “¿Qué hacemos, vamos?”. “Puff, ni idea”. “Vamos”. “Venga, sí, vamos”. Así que allá que nos fuimos cruzando los dedos y mirando al cielo.

Al llegar, sacamos los rastrillos. Entre las 7 voluntas medimos, calculamos y marcamos sobre la arena el mensaje: “El temps s’acaba per als oceans”. Mientras Dani, nuestro coordi, preparaba el dron, el resto fuimos escribiendo las letras. Cuando ya lo teníamos, hicimos una primera prueba y, ¡horror!, se veía súper torcido y cada letra de un tamaño. Aquello no estaba presentable así que nos pusimos a arreglarlo pero, mientras estábamos en ello, vimos que llegaba una pareja de policías. Al parecer una persona les había llamado para que vinieran a ver qué hacíamos, así que amablemente se lo contamos. Nos dieron los buenos días y se marcharon, no sin antes pedirle los datos y un teléfono de contacto a Dani (¡es que este chico levanta pasiones!).

Cuando ya teníamos el texto (después de una ardua y súper asertiva negociación entre perfeccionistas con TOC y la escuela del “más o menos ya estaría”), le llegó el turno al reloj de arena. Cuando vimos lo grande que tenía que ser nos echamos las manos a la cabeza… y acto seguido nos pusimos a ello. No había forma de que saliera recto, contamos pasos y pasos para enderezarlo y, después de unas cuantas rectificaciones, se empezó a escuchar “más o menos ya estaría”, y así se quedó. Entonces un volunta recién llegado al grupo pero con muchas ganas de aportar, nos dio la idea de usar las algas que se acumulaban en la orilla para simular la arena que caía del reloj. Así lo hicimos. Quedó original y vistoso.

Tuvimos la enorme suerte de que no llovió, así que pudimos grabar y hacer las fotos con el dron. Estábamos asombradas y súper contentas por lo chulo que había quedado. Habíamos desafiado la ley de Murphy y habíamos ganado, por tanto, solo faltaba una cosa: unas buenas cerves para celebrarlo en el paseo marítimo.

Lourdes Castelló

Grupo local de València