Boletín de mayo (2022)

VoluntaGestion GPE
VoluntaGestion GPE Greenpeace • 1 juny 2022

Algunas empresas de ganadería (intensiva) y de agricultura están contaminando y envenenando nuestras aguas. Ya hay pueblos que directamente no pueden beber agua potable. Tal cual. Como esta situación es completamente inaceptable, hace semanas entramos en supermercados para pegar mensajes en productos cárnicos y envasados para informar a la población que esas ‘carnes’ se producen en macrogranjas que envenenan acuíferos y ríos. Y como la empresa El Pozo es la que más contamina, les bloqueamos la sede hasta que nos echaron. Este es el principio del fin de las macrogranjas. 

¡A por El Pozo!



El pasado 24 de mayo, cuando el sol comenzaba a salir, 30 activistas de Greenpeace nos colamos en la sede central de El Pozo en Murcia. Unos fuimos a la puerta principal para bloquearla, otros escalamos su torre de publicidad y un tercer equipo subimos a la azotea de unos de sus edificios para ‘arreglar’ su eslogan-greenwashing que tienen para engañar a quién lo lea.

No era ni las 8 de la mañana cuando teníamos la entrada con decenas de activistas frente a la entrada y les habíamos cambiado su mensaje de ‘El Pozo por el medio ambiente’ por ‘El Pozo MATA el medioambiente’ y habíamos desplegado una pancarta de 12 metros que decía ‘EL POZO CONTAMINA’. Esto último gracias a nuestros escaladores, que estuvieron allí colgados durante horas a pesar del terrible viento que hizo.  

 

 

Durante meses hemos trabajado la idea de cómo denunciar públicamente a El Pozo, ya que es la empresa cárnica que más daño medioambiental causa. Su negocio multimillonario basado en macrogranjas tiene la dudosa suerte de ser la más contaminante, ya que al tener tantos y tantos miles de animales encerrados en sus factorías, todos ellos generan ingentes cantidades de purines (vamos, de excrementos) que contaminan finalmente el agua. 

Si quieres leer más y ver vídeos del día de la acción contra El Pozo, pincha aquí

¿Cómo es eso? Su desmesurada producción y su falta de interés en gestionar correctamente tantos purines llenos de antibióticos y otros químicos, provocan que todo ello se filtre en el suelo contaminando todo a base de nitratos. Y cuando decimos todo son las tierras, los acuíferos y los ríos. Vamos, que nos quedamos sin agua potable y con un verdadero #AguaDeMierda

 

 

Finalmente, tras ocho horas de protesta en la sede de El Pozo, logramos trasladar personalmente a representantes de la compañía nuestras demandas y peticiones para que no abran más macrogranjas y comiencen a cambiar su modelo productivo por otro que no envenene nuestras aguas. 

Equipo de activistas de Greenpeace España

 

¡Que se sepa la verdad! Re-etiquetamos los productos cárnicos en los supermercados

 

Por otro lado, en las últimas semanas de mayo hemos entrado en supermercados de 20 ciudades para dar una información extra que las empresas cárnicas no dan. Básicamente hemos pegado etiquetas para informar que esos productos proceden de macrogranjas y ganadería intensiva. 

Con esta acción, queremos destapar una vez más la dura realidad de la megaindustria cárnica intensiva; una realidad que trata de ocultar detrás de sus anuncios bucólicos y entrañables: puro greenwashing.

Para ello en las etiquetas se podía leer parte de la información que empresas como EL POZO olvidan incluir en su etiquetado: «Las macrogranjas donde se hacen estos productos contaminan el agua y dañan el medio ambiente».

Así que ante esta realidad solo nos queda actuar para que los consumidores y consumidoras sepan de dónde viene la carne que comen y cómo esas explotaciones industriales contribuyen a la destrucción de nuestro entorno.

Lorea Flores y Elia González, responsables de las campañas de movilización contra las macrogranjas y la contaminación del agua.

 

¿Cómo es vivir al lado de una macrogranja? 

¡Bloqueamos un buque lleno de soja procedente del Amazonas!

Durante 18 horas, el pasado 11 de mayo más de 60 activistas de toda Europa bloquearon un mega barco que llegaba a los Países Bajos con 60 millones de kilos de soja de Brasil.

Los activistas bloquearon las puertas de esclusa por las que debe pasar el mega buque llamado Crimson Ace -de 225 metros de largo- para acceder al puerto de Ámsterdam. Holanda es la puerta de entrada a Europa para la importación de productos como aceite de palma, carne y soja para alimentación animal, a menudo vinculados a la destrucción de la naturaleza y violaciones de los derechos humanos.

"Europa comparte la responsabilidad por la destrucción de nuestros hogares. Pero esta legislación puede ayudar a detener la destrucción futura. La producción de alimentos para sus animales industriales y la carne de res que se importa no deberían significar nuestro sufrimiento”, nos contó Alberto Terena, Líder Indígena del Consejo del Pueblo Terena en el estado de Mato Grosso do Sul.

Andy Palmen, director de Greenpeace Holanda, comentó el hecho de que “hay un proyecto de ley de la Unión Europea sobre la mesa que podría poner fin a la complicidad de Europa en la destrucción de la naturaleza, pero está lejos de ser lo suficientemente fuerte. Cientos de barcos que transportan soja para alimentación animal llegan a nuestros puertos cada año”. 

“Puede que los europeos no manejen las excavadoras, pero a través de este comercio, Europa comparte la responsabilidad de la tala total en Borneo y los incendios en Brasil. Con esta acción enviamos un mensaje claro a los ministros de la Unión Europea. Y los seguiremos presionando para que conviertan la propuesta en una ley sólida e impermeable”, dijo Palmen. 

Las diferencias de políticos y activistas entre los 'qués' y los 'cómos' frente a la emergencia climática

 

 

Ahí estábamos, un viernes por la mañana, jóvenes políticos y activistas climáticos de diferentes zonas del territorio en un mismo lugar (Greenpeace y beBartlet reúnen por primera vez a los nuevos liderazgos políticos y sociales en el ámbito de la transición ecológica). Todos dispuestos a un diálogo centrado en la urgencia de paliar las consecuencias de la deriva al colapso que el sistema social- en el que nos desarrollamos- ha generado.

Es curioso experimentar que otras formas de hacer las cosas son posibles. Este encuentro ha demostrado que se pueden compartir perspectivas de forma real y que en el fondo, todos coincidimos en los QUÉS y solo falta perfilar los CÓMOS. Se habló de la necesidad de transformar la mirada electoralista del corto plazo político y de la necesidad de una alianza cercana entre el activismo y los representantes políticos (que también son personas y activistas desde otros ámbitos) para trasladar las necesidades reales, respetando siempre esa brecha rompedora, independiente y revolucionaria tan necesaria en las luchas sociales.

video 

 

Se trataron también las necesidades concretas de las administraciones a la hora de recibir las alegaciones para tomar decisiones más acertadas e informadas en este sentido, y que se tengan más en cuenta las voces y herramientas de los colectivos que llevan años generando recursos para el cambio de paradigma.

Se acordó que es prioritario transformar desde la base, desde la educación y la sensibilización, haciendo hincapié en que el encuentro es posible, el cambio necesario y para ello hay que avanzar de forma conjunta y participativa.

Alba Bryant, autora del texto, durante el evento

Empujando en sincronía daremos pasos firmes y seguros, construyendo ese respeto a la naturaleza y las personas tan necesario para la sostenibilidad de la Vida.

De cara al futuro, esta manera de relacionarnos, cercana, poniéndonos cara y por encima de todo, empatía, es la vía para la transformación conjunta, en la que los ciudadanos y los dirigentes políticos comparten la mirada imprescindible de la defensa del medioambiente.

 Alba Bryant, activista climática (Córdoba)

 

Nadarín, Alicante y un océano libre de plásticos

A mediados de mayo el grupo local de Alicante, a razón de que participamos en en el festival "Alacant Desperta", instalamos una carpa para informar y recoger firmas con el objetivo de presionar a nuestros gobiernos para acuerden un Tratado Internacional de los Océanos.

Paralelamente, y durante dos horas, realizamos una actividad enfocada a l@s más pequeñ@s: "Érase una vez un océano sin plásticos". Esta actividad consistió en la lectura de un cuento precioso Nadarin, de Leo Lioni; y tras su lectura pedimos a los niños que nos ayudaran a limpiar el océano de plásticos. La misión: eliminar un plástico a cambio de un pez en nuestro mural.

Representación infantil del libro Nadarín ante público joven

Fue impresionante ver cómo desaparecían los plásticos del mural y éste terminó siendo un espacio lleno de vida con infinidad de colores, peces, anémonas, medusas, ballenas y ¡¡los nombres de muchos niñ@s que participaron!!

El día anterior los compañeros de Ecologistas en Acción limpiaron el litoral del Cap de La Horta y posteriormente confeccionaron un mural con todos los residuos. Utilizamos su mural para concienciar de la necesidad de que todos somos importantes en la lucha contra la contaminación y el plástico.

El pez Nadarín libre de plásticos

Para finalizar la actividad cada niño estampó un pequeño pez en otro mural, que acabó siendo al final del día un gran pez compuesto por muchos pequeños peces y, como en el cuento de Nadarín, todos juntos pudieron ahuyentar al gran pez oscuro y malvado que representa la contaminación en nuestros mares.

Noemi Torres, voluntaria de Alicante

Ecofeminismo a los dos lados del charco

 

Una de las cosas que más me gustan de Greenpeace es que sea una organización internacional. Esto es algo que nos permite conocer y compartir experiencias con personas y culturas de todo el mundo, y siempre resulta un aprendizaje muy rico.

Nos convertimos así en una gran familia donde en un montón de países diferentes puedes encontrar compañeras con las que compartimos valores, retos y sueños.

Uno de estos valores que nos unen es el Ecofeminismo, un concepto sobre el que estamos aprendiendo,  descubriendo día a día las oportunidades que nos ofrece para poder entender el mundo como un lugar donde merece más la pena estar si nos cuidamos, si vivimos en sintonía con los límites de nuestro planeta y dónde disfrutemos de lo que hacemos en un ambiente libre de violencias, en el que cada persona aporte desde sus propias capacidades y respetando la diversidad.

En 2021, en plena pandemia de Covid, y tras haber pasado el mes de marzo, recibí en una de esas listas internacionales un correo de Noelia Romero, coordinadora de voluntariado en Argentina, en el que nos adjuntaba un dossier que recogía un montón de actividades llevadas a cabo por las voluntarias de ese país, en torno al 8M, Día Internacional de la Mujer. 

Me llamó mucho la atención y contacté con ella, iniciando así una conversación juntas acerca del trabajo para integrar el Ecofeminismo y la labor tan importante de las voluntarias que empujan para ello. 

Así, tras varios meses, acabamos preparando un encuentro ecofeminista (virtual) para las voluntas de Argentina, Colombia, Chile y España. Las participantes del grupo violeta de GPE y yo misma, estábamos muy emocionadas de conocer a las compañeras al otro lado del charco y poder tener este espacio donde conocernos y compartir experiencias, dificultades y oportunidades. 

Fue muy enriquecedor darnos cuenta de que compartimos las mismas ganas de aprender, de seguir avanzando en generar espacios y dinámicas más ecofeministas, que pongan la vida en el centro, y también soñar con acciones conjuntas para el futuro, incluido un tour de barco ecofeminista en el mes de marzo ;)

"Sólo las personas que sueñan pueden volar", así que seguimos avanzando para conseguir un mundo ecofeminista, y con cuantas más personas mejor. Aquí, allá, y en todos los lugares del planeta.

Gracias a las voluntarias del grupo violeta y de Greenpeace Andino por su participación y su entrega en este encuentro, que esperamos sea el primero de un bonito camino juntas :)

Marta González, coordinadora de Movilización de Greenpeace España

Día Internacional de las mujeres por la paz y el desarme

 

desarme

  

El pasado 24 de mayo nos sumamos al Día Internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme, que se instauró en 1982 en recuerdo del Campamento pacifista de mujeres en Greenham Common que protestó contra el despliegue de armas nucleares y que consiguió que más de 30.000 mujeres se desplazasen hasta la zona para hacer una cadena humana alrededor de una base militar estadounidense en Inglaterra. Este día tiene en definitiva la finalidad de visibilizar el rechazo a la violencia como solución a los conflictos en el mundo y lo vincula a las mujeres porque muchas mujeres de todo el mundo han demostrado con sus protestas y formas de estar en el mundo que ante la violencia del morir o matar, se puede elegir el cuidado de lo colectivo y de la vida. 

Para muchas mujeres feministas, construir una cultura de la paz también supone un cuestionamiento del orden patriarcal porque supone terminar con toda la violencia que subyace a la división del mundo en ganadores y vencidos. Construir feminismo y pacifismo es terminar con cualquier opresión y desigualdad, y las guerras traen mucho de todo esto y en ellas, las mujeres, las niñas, los niños, las personas enfermas, las personas con algún tipo de discapacidad…son, además, las que más violencias sufren.

Dice Jane Adams que la verdadera paz no es sólo la ausencia de guerra, es la presencia de justicia. Para alcanzar eso, necesitamos el empoderamiento colectivo y el sostenimiento de la vida en común que las mujeres de Greenham Common mostraron al mundo. No queremos guerra que nos mate, ni paz que nos oprima. 

Por eso hoy, voluntarias del Grupo Violeta de Greenpeace se han movilizado en ciudades como León, Almería, Adra, Málaga y Tenerife fotografiándose con mensajes ecofeministas por la paz en calles, plazas y lugares para recordar que “no queremos la guerra en la tierra ni en nuestros cuerpos”, o que “sin patriarcado no habría misiles”.

Frente a todas las guerras que abusan del poder para seguir explotando los recursos del planeta y para aumentar las desigualdades; frente a la falsa seguridad vinculada al estar mejor preparados para la guerra pero que solo sirve para acelerar los conflictos; hoy muchas mujeres nos ponemos en pie por la paz y reclamamos un ecofeminismo profundamente pacifista.

Nerea Ramírez Piris, coordinadora de Ecofeminismo en Greenpeace España