Cuando tu primera experiencia en una embarcación en mar es dura, sales con moratones que ni sabes con qué han sido, con cada prenda empapada, y tú cansada… pero con ánimos, con ganas de más, de aprender, y de volverlo a intentar. Tú te alineas.
Cuando se dificulta que todo salga a la primera, o a la segunda, o ni si quiera a la tercera. Pero entre compañeras reformulamos el plan según la realidad, te apoyan, debatís alternativas, se comparte una buena cena, a descansar y mañana “verás como saldrá”. Tu equipo se alinea.
Cuando el mar parece ponéroslo difícil y el viento más. Cuando los accesos parecen cerrarse también por tierra, y realmente, parece haber sólo una oportunidad. Pero el día elegido todo fluye, la naturaleza acompaña y se abre una ventana por la puerta que se cerró en el lugar. Parece que hasta el escenario se alinea.
Todo merece el esfuerzo, los madrugones, los moratones. El saber que si la cosa se pone fea, estamos todos juntos. Que esperaremos al resto en la puerta de donde sea, que confirmaremos que llegamos todas a casa, que celebraremos todo lo que funcionó, y aprenderemos de lo que no.
Cuando todo se alinea, sólo queda decir gracias, al equipo, al esfuerzo, a ese granito más colocado en su lugar. Seguiremos reclamando la transformación del modelo económico y la transición ecológica. Seguiremos haciendo visible y rechazando la criminalización de la protesta. A por la siguiente, una, y mil veces más.
Isabel Domínguez, Activista
Es el día de mi primera acción. Suena el despertador, ya estaba despierto. La noche la había pasado con ciclos de cuarenta minutos de sueño, estaba nervioso.
Un café y rumbo al punto de encuentro, una vez llegan el resto de compas empiezo a calmarme. Las conozco de un par de horas pero la confianza es plena.
Durante el tiempo de espera me da tiempo a imaginarme todo tipo de escenarios, pero estamos decididas.
Toca moverse, aquí todo es incertidumbre, no sabemos que pasará o si la acción saldrá adelante.
A partir de aquí todo me pareció un suspiro, al terminar no sabía calcular cuánto tiempo había pasado. Pero los nervios se habían convertido en alegría, la confianza se había incrementado, y la sensación de un trabajo bien hecho me daba ganas para querer repetir, pronto.
Yago Losada, Activista