Esta noche ha muerto Anna Escrihuela. Si llevas tiempo en Greenpeace, seguramente ya lo sepas y ya la estés llorando. No hace falta que te diga nada, Anna lo decía todo por sí misma. No pasaba desapercibida.
Si no la conocías, te quiero decir que Anna era luz, alegría, generosidad, fuerza, militancia, compromiso. Anna llevaba el compromiso a otra dimensión. Y no solo un compromiso, diría que todos… El ecologista, el pacifista, el social, el personal. Era difícil escucharla quejarse o hablar de sí misma, porque siempre estaba dispuesta a escuchar, a acompañar, a querer. Hoy ha dejado solas a muchas personas.
Aquí Anna llevaba muchos años construyendo Greenpeace… Trabajando, opinando, ayudando y compartiéndose.
Me han preguntado muchas veces qué me da Greenpeace y siempre contesto lo mismo. Me da conocer a personas maravillosas y poder trabajar con ellas, debatir con ellas, compartir con ellas. Una de esas personas maravillosas, posiblemente una de las más maravillosas, de las que más me han dado, ha sido Anna, así que hoy conjugo la pena de perderla con la alegría de haberla tenido.
Esta tarde en la despedida, con su familia de Greenpeace y todas sus familias, va a haber muchas lágrimas, muchas. No puede ser de otra manera porque es mucho lo que hemos perdido. Pero también habrá muchas sonrisas, porque es imposible pensar en Anna y no sonreir.
Hasta siempre, compañera