A todas las personas que han sido, son y serán parte de la familia de Greenpeace

 

Si hay una pieza fundamental en el camino para alcanzar los objetivos y retos de Greenpeace, es el voluntariado. Con su tiempo, su energía, su responsabilidad y los riesgos que asumen, las voluntarias y voluntarios se entregan a la organización y son las pioneras del cambio. 

El voluntariado inspira a quien observa; informa y sensibiliza; denuncia, sueña y materializa los cambios. Cada persona contribuye a la consecución del reto, ya que muchas de las grandes revoluciones se han producido gracias a la suma de pequeños actos valientes que han hecho tambalear los cimientos del sistema. Y si no recordemos a Martin Luther King, Rosa Parks o a Mahatma Gandhi. 

Es por ello que sin l@s #voluntasGP, Greenpeace no podría materializar las campañas globales en el ámbito local. Son las manos, la voz y los oídos de nuestra organización en unas treinta ciudades de España (¡cientas a nivel global!); y desde la cercanía que da estar sobre el terreno, llevan a cabo campañas de sensibilización, trabajos de educación, actividades de calle o diseño de proyectos territoriales. Son el enlace con otros movimientos y multiplican el trabajo de Greenpeace para llegar a más gente.

Esta labor de entrega puede tener distintos grados de compromiso. Y dentro de esa diversidad, Greenpeace reconoce también el coraje de las personas que ponen su cuerpo y su libertad al servicio del planeta y de la paz. La desobediencia y la acción directa no violenta son fundamentales. Es por ello que, desde la Escuela de Activismo, ofrecemos las herramientas necesarias para potenciar este último, por ejemplo, formaciones que fortalezcan la organización colectiva de los movimientos que luchan desde una óptica de justicia social y climática; la Escuela también favorece sinergias entre tales movimientos y construye colectivamente las alternativas necesarias para darle la vuelta al sistema.

En estos últimos dos años de dura crisis sanitaria y social hemos visto, más que nunca, la importancia de los lazos, del cuidado, del acompañamiento a quienes sufren. Es la confirmación de que, juntas, las personas podemos alcanzar nuestros objetivos y solas nos quedamos a medio camino.

Por ello nos reafirmamos, en este contexto de crisis e incertidumbre, que el voluntariado de Greenpeace es un pilar básico para mantenernos fuertes y resilientes ante la adversidad. Porque serán ellas y ellos los que protagonizarán los retos que tenemos por delante.

Por todo ello, y por todo lo que nos olvidamos mencionar, GRACIAS.