La transición ecológica tiene un precio que cuesta precisar pero que no será menor. Es un reto global con un impacto económico aún incierto, pero que provocará tensiones inflacionistas y afectará especialmente a los hogares más vulnerables. El Banco de España ha reconstruido el retrato de las principales víctimas de esta obligada aunque dolorosa transición. Se trata de los hogares con menos nivel de renta, los que residen en zonas rurales, los de menor nivel educativo, los que cuentan con mayor número de miembros o los que tienen como cabeza de familia una persona de edad media, de entre 35 y 45 años.

Son las previsibles víctimas del aumento de los precios de los bienes y servicios más contaminantes que repercutirá de forma muy asimétrica en la sociedad y que el Banco de España analiza en el capítulo sobre “La economía española ante el reto climático”, que forma parte de su informe anual.

 

La transición ecológica tendrá efectos inflacionistas, avisa el Banco de España

 

Jaume Masdeu

“Es necesario desplegar medidas públicas compensatorias, tanto por equidad como por eficiencia”, dijo el director general de Economía y Estadística del banco, Ángel Gavilán, al presentar el informe, y añadió una referencia a los chalecos amarillos que, con sus protestas en el 2018 en Francia contra el aumento del precio de los combustibles, se han convertido en símbolo universal de los riesgos del impacto asimétrico de esta transición.

 

Lo que plantea el Banco de España son mecanismos de compensación a estos ciudadanos más vulnerables y más afectados por la transición ecológica. Insiste además en que no es solo por equidad, sino también por eficiencia, dado que lo justifica lograr el consenso social imprescindible que puede facilitar una transformación tan profunda como esa. Deberían ser medidas de compensación temporales, muy focalizadas en los más afectados y diseñadas de manera eficiente, que sirvan realmente al objetivo para el que están implantadas.

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Impacto

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El retrato de las víctimas: menos renta, menos educación, zonas rurales y hogares con más miembros

 

El impacto asimétrico de la transición también tendrá lugar entre las empresas. Son las de menor tamaño las peor preparadas para afrontar el cambio, más cuando muchas de ellas no han evaluado todavía el impacto que esta transformación puede suponerles. En una encuesta realizada por el Banco de España, las empresas identifican como riesgos principales la inflación, las mayores cargas administrativas y la adaptación a los cambios de la regulación medioambiental.

Precisamente, la inflación es otro de los riesgos sobre los que alerta el Banco de España. Su conclusión es que la transición ecológica provocará un aumento de la inflación y de los cuellos de botella, al menos en una primera fase.“En el corto plazo, es previsible que la transición ecológica tendrá un efecto inflacionario”, afirma Ángel Gavilán. El informe señala que una parte de la inflación reciente puede deberse a la transición climática en marcha, dado que en parte ha estado provocada por la escasez de suministros producida por el cierre de algunas fábricas muy contaminantes en China, por una mayor demanda de gas al acelerarse el abandono del carbón en el mix energético y por fuertes aumentos de los precios de materias primas, como el litio, que se utilizan en la fabricación de baterías eléctricas.

Esto ya está ocurriendo, y en el futuro inmediato, este efecto inflacionista puede venir por la extensión y encarecimiento de los derechos de emisión de la Unión Europea (ETS), y también por el aumento del precio del gas. En cambio, el Banco de España no se pronuncia sobre el impacto inflacionista a medio y largo plazo.

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Precios

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“En el corto plazo, es previsible que la transición verde tenga efecto inflacionario”, dice Ángel Gavilán

 

Lo que sí se señala es que el proceso de transición a una economía sostenible puede generar cuellos de botella muy importantes en sectores clave para la transición energética. “Algunos de estos cuellos de botella ya se estarían observando en la actualidad en determinadas materias primas–como el cobre, el litio, el cobalto o el níquel– que constituyen una pieza fundamental en las políticas de mitigación desplegadas a nivel internacional”, indica el informe.

Uno de los elementos que puede utilizarse como factor clave para facilitar la transición ecológica es la fiscalidad medioambiental. Margen para actuar hay, dado que España se encuentra dentro de los países europeos con menor recaudación relativa en impuestos medioambientales, aunque ahora, aún en crisis no sea el momento de aplicarlas. Unas tasas cuya recaudación podría financiar las medidas compensatorias para la población más vulnerable.

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