Una de las consecuencias de tener agua de mala calidad es que estamos poniendo en grave riesgo el abastecimiento humano, infringiendo además la Ley de Aguas que en relación de usos, lo primero que prioriza, es garantizar el abastecimiento humano. Y esto, en muchos lugares no se está cumpliendo.
Ahora mismo el 30% de la población española, tiene su suministro diario exclusivamente a través de aguas subterráneas por lo que está en riesgo el peligro de abastecimiento de millones de personas.
Por otro lado, la privatización y mercantilización del agua pone en jaque la capacidad de garantizar el suministro de agua en cantidad y calidad como para garantizar una vida digna.
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