Amanecía un día soleado en Granada tras unos cuantos días de lluvia. Una mañana perfecta con el cielo limpio, azul y una luz brillante. En estos días en los que hay menos movimiento de vehículos se pueden apreciar esos pequeños detalles y poder circular en bici sin tener que estar ojo avizor con los sentidos puestos en no ser atropellado. Me dirijo a recoger los carteles de la imprenta y a quedar con Luis y Ángela. Me despierta una gran ilusión por fin poder relacionarnos y vernos en persona. Eso sí, con las medidas y las protecciones necesarias. Decidimos ir a un nudo de transporte en Villarejo, donde nos tomamos una foto junto al tranvía de Granada y estuvimos hablando con los usuarios de la deseada ampliación.

A continuación, nos dirigimos a La Caleta, desde donde se divisaba Sierra Nevada y cuyo brillo iluminaba esta preciosa mañana de invierno. Allí conversamos con los conductores de los autobuses públicos de Granada, a quienes le agradecimos su labor y nos devolvieron una sonrisa.

Hay muchos profesionales que durante estos duros momentos no han parado y han desarrollado su trabajo asumiendo riesgos. Es de agradecer su labor y nuestro apoyo al sistema público de transportes.