Una vez más, Galicia está viviendo un desastre ecológico en sus costas. Millones de bolitas de plástico (pellets) llevan semanas inundando y contaminando el ecosistema marino de gran parte del litoral gallego. En ocasiones están llegando sacos completos, que si se detectan pueden recogerse con facilidad, pero lo peor es que muchos ya han roto y millones de pellets se diseminan por la columna de agua llegando a las playas con cada marea.

Esta catástrofe comenzó el 8 de diciembre cuando el buque Toconao (Maersk) perdió 6 contenedores a la altura de Viana do Castelo, aún en aguas portuguesas. Uno de esos contenedores llevaba sacos de 25Kg de pellets plásticos cada uno, procedentes de la empresa Bedeko Europe, con sede en Polonia. No se ha informado sobre los otros 5, que no estaría de más. Las fuertes corrientes de esta zona del Atlántico hicieron el resto, llevando el vertido hacia las Rías Baixas gallegas.

Las primeras noticias en la costa llegaron el día 13, cuando comenzaron a llegar los primeros sacos a las costas del Complejo Húmedo de Corrubedo, en Ribeira, y a otros puntos de la ría de Muros-Noia. En los días siguientes, fueron cada vez más ayuntamientos y organizaciones ecologistas y ambientalistas quienes empezaron a llamar la atención sobre lo que estaba ocurriendo.

No es hasta el 4 de enero que constatamos la magnitud de este ataque ecológico, cuando el abogado de la armadora estimó que el contenedor albergaba mil sacos de pellets. Con 25 kg en cada saco, estaríamos ante un vertido total de 25.000 kg de pellets de plástico llegando a toda la costa, desde la ría de Vigo a algunos puntos de Asturias, con especial incidencia en las Rías Baixas y Costa da Morte.

Impactos medioambientales

Desgraciadamente aún no tenemos, casi un mes después del vertido, información oficial sobre la composición de los mismos. Si bien dadas sus características físicas, son muy pequeños, constituyen elementos muy contaminantes que con toda seguridad acabarán siendo integrados en las cadenas tróficas. Los contactos que ha habido con el fabricante cuya marca va impresa en los sacos, Bedeko Europe, reclamándoles las fichas técnicas del producto han sido infructuosos, derivando la empresa la responsabilidad a la naviera Maersk.

Es fácil que muchos organismos marinos, desde peces a aves, los ingieran confundiéndolos con alimento, pues parecen pequeños huevos, causándoles problemas gástricos e incluso la muerte, y que acaben integrados en la cadena alimentaria humana. 

También es muy probable que se vayan descomponiendo poco a poco en microplásticos aún más pequeños afectando a organismos filtradores. 

Además, estos componentes plásticos acaban también absorbiendo otros contaminantes marinos haciéndose más peligrosos con el tiempo.


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